Empezar con una franquicia puede ser un buen primer paso para trabajar por cuenta propia para aquellos que tienen experiencia de negocios, pero no de dirección (que es frecuentemente el caso de los que están buscando un negocio propio después de una carrera profesional en una organización determinada).
La franquicia es una técnica de comercialización mediante la cual se mejora y expande la distribución de un producto o servicio. El franquiciador te suministra el producto o te enseña a prestar el servicio a ti, como franquiciado, que, a tu vez, lo vendes al público.

En compensación, pagas una cuota y una regalía continua, generalmente basada en el volumen de transacciones hechas. También te pueden pedir que adquieras algunos materiales o ingredientes al franquiciador, lo que le proporciona a éste una fuente adicional de ingresos. La ventaja para ti es que se trata de una manera, relativamente segura y rápida, de iniciar un negocio por tu cuenta, pero con el apoyo y servicio de una organización experimentada.
La empresa que otorga la franquicia puede ampliar su campo de distribución con un gasto mínimo de capital y disponer de los servicios de un equipo altamente motivado de directores propietarios.
Avance de las franquicias
Ahora bien, una franquicia no es el camino hacia la opulencia, ni vale para personas muy independientes, ya que tanto las directrices como los beneficios los siguen estableciendo los que la otorgan. Como modelo de negocio, la franquicia tuvo su origen en Estados Unidos, en 1862, cuando la compañía I.M. Singer&Co, que fabricaba máquinas de coser, recurrió a esta fórmula para hacer frente a sus necesidades de distribución de sus productos. Con el tiempo, la fórmula se extendió a Europa y al resto del mundo.
En los años cincuenta se produce el gran boom de la franquicia, a través de las empresas del sector del fast food y enseñas tan conocidas como McDonald’s, Burger King o Kentucky Fried Chicken y es también en ese momento cuando la fórmula se empieza a aplicar en México. Desde entonces, empresas de todos los sectores se han ido sumando a este modelo de negocio que los empresarios españoles también han sabido aprovechar, creando muchos sus propias marcas en lugar de adoptar las de fuera.
Tipos de franquicias
Las franquicias pueden clasificarse de tres maneras.
• Franquicias de empleo: Son aquellas en las que se compra el derecho a operar lo que es, esencialmente, un negocio unipersonal, como lampistería, asesoría o recursos humanos. Requieren una inversión financiera de entre dos y treinta mil USD, y pueden describirse como “comprar un empleo”. Sin embargo, como conllevan formación, referencias de clientes, publicidad, etc., suministrados por quien otorga la franquicia, resultan adecuadas para alguien con poco capital, pero con experiencia en un área específica, o que esté dispuesto a recibir formación específica, por ejemplo, en limpieza, reparación de vehículos o servicios de mantenimiento.
• Franquicias de negocios: Éstas tienen, generalmente, locales y empleados. Requieren un mayor nivel de inversión, casi siempre entre 30 000 y 180 000 USD en local, equipo y mobiliario. Hay una gran cantidad de franquicias de negocios disponibles en áreas como tiendas minoristas, servicios de comida o imprentas comerciales.
• Franquicias de inversión: Aquí estamos hablando de inversiones iniciales superiores a los 180 000 USD. A la cabeza de esta gama, con inversiones iniciales de alrededor de más de un millón de dolares, figuran hoteles y puntos de venta de comida rápida grandes y establecidos. Lo que distingue a estas franquicias es que el franquiciado, generalmente, no trabaja en el negocio todos los días. La gente que dirige este tipo de franquicia casi siempre tiene otras similares en la vecindad.